quarta-feira, 28 de janeiro de 2009

MÚSICA Y AJEDREZ



1) ideas sueltas, generalidades
Las enigmáticas relaciones entre la música y el ajedrez apenas han sido investigadas seriamente, tal vez porque tales relaciones no son claras, ni demostrables, ni interesantes.
Mi intención es delimitar los alcances del tema y bosquejar un método para abordarlo desde varios ángulos: "cómo podrían estudiarse sistemáticamente las relaciones entre música y ajedrez, bajo todos sus aspectos". Este ensayo es entonces como el índice o el prólogo de un hipotético libro sobre el tema..
Lo interesante es investigar la conexión entre música y ajedrez no sólo en el aspecto meramente histórico, sino indagando las posibles causas por las que una misma persona se siente inclinada simultáneamente hacia ambas actividades. Es decir, no tanto relatar anécdotas sino comparar estructuras.
Muchos se sorprenderán de saber cuántos músicos famosísimos tienen al ajedrez como hobby principal. Aunque -el tiempo no es infinito- hayan debido privilegiar una actividad sobre la otra. Además, varios grandes jugadores son o han sido músicos de primera línea.
Lo difícil -como en cualquier estudio interdisciplinario- es que por lo general el lector es entendido en una sola de las disciplinas involucradas. Y esto, en el mejor de los casos. Puesto que se torna indispensable explicar cuestiones básicas de ambas disciplinas, nos encontraremos a menudo repitiendo conceptos elementales para unos, novedad absoluta para otros. Pero repasar los rudimentos es siempre refrescante; Michail Tal asistía periódicamente a las clases de ajedrez para principiantes que se impartían por la televisión soviética, y afirmaba que "la repetición de los rudimentos no sólo no perjudica, sino que, por el contrario, pule las ideas del gran maestro".
) El método
El tema puede encararse desde al menos cuatro ángulos básicos:
A) Aspecto anecdótico
B) Aspecto histórico.
C) Aspecto estructural
D) Aspecto filosófico y simbólico

A) Aspecto anecdótico. Es así como, en general, ha venido encarándose el tema. De los cuatro campos es el más superficial y menos pretencioso; es meramente descriptivo (no deductivo ni interpretativo), no quiere [pretende] enunciar leyes ni principios generales. No es demasiado profundo o trascendental, pero tiene la ventaja de no tener pretensiones desmedidas ni prometer cosas que no puede cumplir, o enunciar proposiciones indemostrables. Además, otra ventaja es que es ameno y fija en la memoria del lector la impresión de que el tema es potencialmente importante.
A pesar de su casi frivolidad, es el enfoque que más aceptación tiene en los medios -que suelen valorar mucho el "infotainment"- lo que me ayuda a financiar el resto de la investigación.

B) Aspecto histórico: enumerar músicos ajedrecistas (y ajedrecistas músicos). Una de las conclusiones más interesantes a las que se puede tender es intentar verificar si esta correlación de artes, si este paralelismo de intereses se plasma musicalmente, o bien si quedan como actividades siempre independientes. Es decir, si existe una verdadera interacción. Por ejemplo, Sergei Prokofiev era un gran aficionado al ajedrez. ¿Hay referencias directas al ajedrez en su producción musical?
Hay bastantes obras musicales que tienen alguna relación con el ajedrez, en mayor o menor medida. Lo inverso es casi imposible, excepto en términos metafóricos: "El gambito de dama es la música de cámara del ajedrez", comentó un maestro del pasado, refiriéndose a la sutileza de esta apertura. Como toda metáfora, si está lograda tiene todas las ventajas de la belleza y el conocimiento intuitivo, aunque muy pocas del método científico.
Las obras musicales con elementos teatrales son muy adecuadas, en este sentido, pues el ajedrez tiene una faceta visual sumamente atractiva (que además satisface cierto snobismo intelectual). Un caso claro es la comedia musical "Chess", cuyo argumento está basado -de manera muy libre- en varios personajes de la vida ajedrecística: Fischer, Spassky, Kárpov y Korchnói.
El caso más interesante se da cuando existe una relación directa entre el movimiento de las piezas y el resultado sonoro (incluso -me atrevo a decir- cuando tal relación no es audible). Es decir, una obra en la que el ajedrez asuma una función estructural: que alguna característica del juego del ajedrez se refleje en la composición de manera temática. El compositor madrileño Carlos Cruz de Castro (1941) tiene una obra de 1969 -llamada precisamente "Ajedrez"- donde existe esta relación íntima. Cada instrumento tiene asignada una pieza, y cada escaque tiene asignado un módulo de interpretación en cada una de las secciones de la obra. Lamentablemente, el texto explicativo que acompaña al CD es sumamente confuso, y aún no tuve oportunidad de obtener respuestas del mismo compositor, o un análisis de la obra.
Forzando algo las cosas, podría aceptarse la musicalización de un poema sobre el ajedrez (Jorge Luis Borges tiene dos sonetos sobre él, Alfonso el Sabio la cantiga 47). Sin embargo, habría que demostrar que tal musicalización se diferencia de la musicalización de cualquier otro poema.
Estarían, por último, las obras cuyo título (de connotaciones ajedrecísticas) sólo tiene relación indirecta con la estructura de la obra. Mi trío "Ben Oni" se llama así por su significado en hebreo antiguo ("hijo de mis lágrimas" o "hijo de mi fuerza"), y es al mismo tiempo el nombre de una defensa -de doble filo, por cierto- que jugaba por aquella época.

C) Aspecto estructural. Es, de lejos, el enfoque más atractivo, y el menos estudiado. Y con causa: casi cualquier afirmación hecha en este terreno es inverificable (o infalseable, como prefieran), y por lo tanto resulta como caminar sobre una viga suspendida en el vacío por una grúa.
Me refiero a "estructuras de pensamiento", no a la "estructura del aparato pensador": el cerebro. Si bien es probable que exista un sustrato neurológico para la concordancia entre música y ajedrez, ¿para qué actividad no existe? Y saber que en la corteza cerebral los centros especializados en música y en ajedrez están casi pegados no me ayuda demasiado a comparar sus significaciones para la conciencia; de la misma manera que conocer los procesos de fotosíntesis no me explica el sentido de la vida. No es a lo fisiológico-neuronal a lo que apunto.
Acaso un par de ejemplos ilustren un poco el punto "comparar estructuras":
a) ¿Cuál es el equivalente musical de la afirmación de Philidor "los peones son el alma del ajedrez"? El "Tratado de Armonía" de Rameau, que sintetiza por primera vez los fundamentos del sistema tonal barroco-clásico, apoyándose en la práctica del Bajo Continuo. Es decir, se halla un sustrato que conduce el flujo de los acontecimientos: la configuración de peones, por un lado; y la concatenación de acordes, por el otro.
b) ¿Cuál es la revolución musical paralela a la Escuela Hipermoderna de Réti, Nimzowitsch y sus colegas? La disolución de la tonalidad por Arnold Schönberg y su escuela. Al postulado clásico "ocupar el centro del tablero" los hipermodernos le opusieron "no es necesario ocuparlo, puede controlárselo a distancia con piezas". La atonalidad implica evitar la predominancia de una nota central (llamada tónica), alrededor de la cual se agrupan jerárquicamente las demás notas, para trasladar el polo de atención a las relaciones entre las alturas (vale decir, los intervalos). La idea común en ambas tendencias (atonal e hipermoderna) es el aprovechamiento de la fuerza centrífuga. Tanto en el ajedrez hipermoderno como en el atonalismo musical se altera (se invierte), fundamentalmente, el concepto de "orden".
Por supuesto, cada uno de estos ejemplos puede crecer hasta formar extensos artículos (que de hecho, serán publicados en los próximos meses).
Los avances en el desarrollo ajedrecístico -y musical- están mucho más enraizados en el pensamiento de cada época de lo que una mirada superficial permite suponer. Es natural, porque reflejan movimientos humanos de fondo, y no caprichos de la moda.

D) Aspecto filosófico y simbólico. Si ya la comparación de estructuras es compleja, este punto es aún más inasible; y en idéntica proporción, seductor. El método científico resulta aquí insuficiente. Además, ¿cómo encarar una semántica comparada del ajedrez y la música, cuando ya el estudio semántico de cada disciplina, por separado, es embrionario (si no cuestionable)?
Entre los requisitos para una aproximación simbólica a la música y el ajedrez está una comprensión y manejo fluído de los mecanismos generales del simbolismo: correspondencias, paralelismos, isomorfismos, inversiones, polarizaciones, etc. Luego, una comparación de los simbolismos de los elementos presentes en ambas artes: formas, materiales, cantidad y proporcionalismo numérico, etc.
Las temáticas filosóficas comunes incluyen las relacionadas con los mecanismos de decisión e inspiración, los sistemas de reglas, el crecimiento formal de una obra (o repertorio de opciones a lo largo de una partida); las analogías cósmicas, las comparaciones con la vida, la concepción y empleo del tiempo, y la teleología: el estudio de las finalidades, ya sean los planes dentro de una partida (o una composición) o las finalidades externas, las que tiene su autor

Un capítulo aparte lo constituyen las no tan infrecuentes paradojas, las situaciones en las que los valores habituales dejan de regir: en ajedrez, el zugzwang (cuando la obligación de jugar conduce a una situación inferior); en música, ciertas obras de John Cage, donde la noción tradicional de "obra" se trastoca (por ejemplo: en 4'33", el intérprete permanece sin emitir sonido durante ese tiempo. La obra es "lo otro", lo que está "fuera" de la obra).
Por último, los escurridizos conceptos de lucha y de rival. El enfrentamiento implica la presencia de fuerzas antagónicas que intentan prevalecer. ¿Cuál es el contrincante en la música, y qué es la victoria? La diferencia básica entre música y ajedrez es que en la música no existe nadie a quien ganarle. Aunque uno puede comenzar a interpretar: el enemigo es lo ya escrito -la tradición o el pasado- que hay que enfrentar e intentar superar; o el público al que hay que convencer, o los críticos pedantes, estériles e indolentes, o la indiferencia y superficialidad de los medios. Si lo que interesa es el resultado "deportivo", en música el equivalente es tener éxito comercial, que tus discos se vendan. Como medio de vida no está mal, pero como aspiración estética no parece demasiado elevada.
Esta es una de las ventajas del ajedrez sobre la música: la comprobación esencial de la derrota. Sin embargo, hay muchas composiciones que siguen circulando con dos piezas de menos.


Para consultar obra y datos biográficos de Juan María Solare:
http://www.kunstkontakte.org/deutsch/kuenstler/solare/index.html